Nada más llegar a Milán...
Me estaban esperando Pablo e Irantzu, que acababan de llegar ellos también en un tren desde Lyon. No me vieron bajar del tren, así que aproveché para darles un susto por detrás (si es que soy de malo...). Al salir de la Stazione Centrale vemos a la derecha el Edificio Pirelli (donde todavía se veía el hueco hecho por una avioneta suicida un tiempo atrás). Caminamos hacia la Catedral, y de camino entramos en un restaurante basura, donde compramos hamburguesas por 50 céntimos, a las que apañadamente añadimos unos tranchetes y unas salchichas de Frankfurt (aunque estoy casi seguro de que estaban hechas en Italia, no en Frankfurt). El caso es que después de reponer fuerzas llegamos a la Catedral y... ¡EN OBRAS! Sí, chicos y chicas, fue el primero pero no el último chasco (todos se confabularon para poner en obras o cerrar sitios justo el día en que nosotros llegábamos a una ciudad). Pero bueno, poro menos entramos a verla, y además contemplamos la Galería Víctor Manuel (aunque no estaba por allí Ana Belén, pero bueno). El caso es que pasamos el día por ahí, y a las 22.10 cogemos el tren... Próxima estación, Nápoles.
p.d. nada de este viaje sería posible escribir si no fuera por la portentosa memoria de Pablo, a quien robaron el diario al final del viaje pero consiguió rescribir nuestras avneturas con pelos, señales e incluso dibujos, todo ello de memoria. Gracias por ello, Paolo.
p.d. nada de este viaje sería posible escribir si no fuera por la portentosa memoria de Pablo, a quien robaron el diario al final del viaje pero consiguió rescribir nuestras avneturas con pelos, señales e incluso dibujos, todo ello de memoria. Gracias por ello, Paolo.
1 comentario
cvander -