Blogia
LA VIDA LOCA - CRAZY LIFE

Y llegamos a Siracusa...

Y llegamos a Siracusa... No han dado todavía las 8 cuando un rebelde rayo de sol sortea la cortina del tren y nos devuelve al mundo de los conscientes.En nada llegamos a la estación. No nos hemos dado cuenta, por estar dormidos, pero han metido el tren entero (sí,sí, entero, con locomotora y vagones) en un barco y así hemos alcanzado Sicilia. Las casas son blancas y hay naranjos y limoneros por doquier. De hecho, compramos naranjas (0.40? el kilo) para desayunar en un parque cercano. El día es tan agradable que incluso nos quitamos el jersey (y eso que es enero). Avanzamos por la avenida Corso Umberto I hacia la Isla de Ortigia (que, además de un lugar mitológico, alberga la parte vieja de la ciudad). Es un lugar precioso, típico de cualquier película de James Bond en los 50, perseguido en su descapotable por las estrellas callejuelas que dan a parar a la mar (que es el morir). Nos hacemos unas fotos en unas rocas, junto a un pequeño puerto. En el casco antiguo, nos metemos en el Museo Palazzo Bellomo, donde nos piden 5? de entrada, que por supuesto desistimos entregar. Lo sorprendente es que al hacer el amago para irnos, el portero va y nos dice que pasemos sin pagar, ¡que él nos invitaba! Dentro, podemos ver cuaros de CAravaggio y de José Ribera. Comemos unos bocatas, y por la tarde visitamos el teatro romano del siglo I a.c. y el anfiteatro griego que está junto a él. Las vistas son increibles, sobre todo con la puesta de sol. Pero se hace tarde y tenemos que vovler a la estación, a esperar al tren que nos llevará por la noche a Roma. Dormimos...

0 comentarios